Después de un verano increíblemente tardío gracias a una de las primaveras más lluviosas que hemos tenido en mucho tiempo, mi cosecha por fin está llegando. Así que, como jardinero responsable que soy, estoy buscando en Internet nuevas formas de utilizar la abundancia que me he gastado cientos de dólares regando, abonando y ahora arrancando de sus verdes y frondosas cepas.
¿Merece la pena?
Una vez que muerdo el jugoso y cálido néctar en que se ha convertido un tomate cherry cultivado en casa, mi respuesta sin dudarlo es «claro que sí».
En esta época del año me resulta fácil inclinarme por las recetas con tomate más al estilo caprese, salpicadas de albahaca y vinagre balsámico. Pero hoy me salgo de la norma y dejo el balsámico en un segundo plano.
Inspirada en una ensalada de aguacate y cebolla que a mi marido y a mí se nos antojaba de un restaurante cubano favorito (y a la que siempre pedía que le añadieran tomates), he embellecido su inspiración y la he hecho mía con aguacates cremosos, cebolla, tomates de cosecha propia y estragón licoroso, sólo porque soy una chica amante de las hierbas. A veces la ensalada lleva más tomates, a veces más aguacate, depende de lo que tenga a mano. Hoy está bastante cargada de licopeno gracias a mi cosecha de tomates cherry.

Ingredientes
- ramita de estragón fresco
- 2 rodajas de cebolla roja (yo prefiero la mía casi rallada)
- 1 tomate grande (cortado en rodajas gruesas)
- 1 cucharada de aceite de oliva afrutado (el mejor que pueda permitirse)
- 1/2 aguacate (en rodajas)
- 1/2 cucharadita de vinagre de champán
- 6 tomates cherry (partidos por la mitad)
Instrucciones
- Pon los tomates, el aguacate y la cebolla en rodajas en un plato pequeño, espolvorea con las hojas de estragón y aliña con el aceite de oliva y el vinagre. Añade sal kosher o marina y un poco de pimienta al gusto. El aceite de oliva es realmente la clave y el sabor principal, así que añade más al gusto y asegúrate de que sea bueno y afrutado para complementar la frescura de los otros ingredientes.